domingo, 2 de marzo de 2008


Voy a mirarte

Y a tenerte

Por tiempos veloces

Esa es mi suerte.

Cada tanto

Logras volver

Hasta a mí,

Hasta mis celos.

Busco y me pierdo

Puedo probarte

Un momento

Puedo verte,

Pisando otro suelo.

En pedazos de sueños

En cada rincón

Te encuentro, pero no te busco

Regalos olvidados

En otro momento

El momento que hoy pierdo.

Voy a soltarme

De tus hombros

De tus caderas

Voy a sentarme

Sordo y mudo

Un ciego esperando que vuelvas.

domingo, 24 de febrero de 2008

POEMA




Quizás porque no te supe amar
Hoy buscas en otro lado.
Quizás porque el tiempo así lo ha dictado
Debía conocerte para dejarte de lado.

O será que solo era un segundo
Lo que podíamos amarnos.
Que el tiempo no era un regalo
Sino un objeto prestado.

Quizás porque no pude comprenderte
Hoy entiendo tu partida.
Pero quien habrá de entenderme
Buscando el recuerdo para que seas mía.

Quizás amor, nos falto un tiempo
Para entendernos, para extrañarnos
Porque los dos fuimos de la mano
Desde el amor hasta el engaño.

Buscas algo que yo no tengo
Ni para dar ni para darte,
Pero estate segura preciosa
Que sufro al extrañarte.

Escúchame mi amor
Cuando digo que vuelvas,
Porque quizás soy el culpable
De este amor que se parte.
Pero entiéndeme también
Que solo te puedo amar
Como esta perra vida me pudo enseñar.

Aunque las palabras mueran
Como murió lo que vivimos
Deberías saber, mujer de mi vida
Que solo contigo he vivido.

Porque te ame con toda el alma
Hoy te extraño sin remedio,
Sin otro remedio que el miedo
De darme cuenta que tú eras mi calma.

Eras la lágrima y el grito
Un respiro agitado,
Una canción, un sabor
Maldigo lo que no vi
Y en el instante en que te perdí.

Maldigo todo lo que me enseñaste
El sabor que me dejaste
Porque soy fruta muerta
En la sombra que me dejaste.

Pero fuiste luz como fuiste oscuridad
Eras un sol que me alumbro
Iluminando con su llegada
Para partir en una oscuridad bien lograda.

La oscuridad tan profunda
Por brillante que fue tú alumbrar
Y los ojos que no se acostumbran
A que no me quieras mirar.

Llegaste para irte
Me marcaste para llevarte
En un segundo como risa
Y ahora mirar sin sentido
La tan tentadora cornisa.

Te tuve y te deje ir
Porque no aprendi a estar a tu lado
Pero estate segura, hermosa
Que de ti sigo enamorado.



viene un poco cargado de cursileria
no es de mis favoritos, pero me agrada
se adecua a mi vida
a mi realidad

pido disculpas por el amauterismo aqui presente.

El Autor

viernes, 15 de febrero de 2008

Copas negras rotas derramando verdades en mi mantel del primer tiempo verbal


...


Soy tu locura caprichosa

El desprecio incondicional

Lo que te atrapa si te descuidas

Lo que nunca te deja escapar.

Soy el motivo de tu llanto

Y la oscuridad que te invade

Soy la copa rota derramando

Brebajes de brea tibia

Para tus labios quemar.

Soy la ceniza de tu rostro

La humedad hecha gotas

Soy ambidiestro

Y cargo espadas con tu nombre

Que alimente tu llanto el filo.

Puedo ser el destino mordiéndote los talones

La soledad en tu reloj

Puedo ser la piedra mas dura en tu zapato

Tu amargura, puedo sacarte el rubor.

Soy el mármol frío

Y la espina mayor,

Soy la nube negra sobre tu pelo

Y me infiltro en tu dolor

Derramo sales en tus heridas

Y me regocijo con tus lágrimas

Soy el maldito sueño de tu alma

Saboreando tu esclavitud.

El cuenta gotas del deseo

Puedo ser las manos frías sobre tu frente

Puedo ser dolor, amarguras sin sabor.

Soy todo eso que odias

Todo el asco del mundo hecho persona

Soy tu vida truncada

Un cuadro sin enmarcar

Lleno de abismos con tu sello

Soy todo eso y más,

Soy cercano a tu pecho

No me des poder.

Un cruel rayo cortando tu piel

Soy un ángel manco, gris que derrama

Sobre tu espalda, brasas de recuerdos para marcarte

Soy la tortura que buscabas

Tu entretenimiento tan sádico

Soy lo brusco, lo esperado

El giro tan esperado

El drama en tu novela

Cada cual lea como quiera

Las letras que hoy derramo.




sábado, 2 de febrero de 2008

Boomerang

El olor a primera vez, aquella primera vez en el verano pasado, el perfume del calor, el olor a nuevo, parecía volverse en contra de ellos. La cama, el cuarto, el sol y la ventana, el ventilador murmurando agotado. Todo igual, pero que había sido de ese momento, de ese encuentro de hace meses. Los nervios, las manos inquietas, las miradas atrevidas. Ella con las ganas, el dispuesto, todo tan dado sin previo aviso. Y como todo estallo en un segundo. El mismo cuadro pero hoy eran otras las firmas.
Por un momento se quedaron sentados en la cama, ella cruzando las piernas y mirándolo, el ya descalzo, las piernas estiradas y apoyado en la pared, los pies colgando del borde, estáticos. Parecía todo frío pero el ambiente cargaba con ese deseo reprimido. Se miraron un segundo, dos quizás, una mano se atreve y cruza hacia el otro regazo, la recibe otra mano, ahora con caricias. Y comenzaron a hablar, a gritar. Con todo el cuerpo comenzaron a gritar.
Respiraciones y roces, la ropa de por medio que de a poco iba perdiendo la batalla contra los besos. Las sabanas ya fuera de la imagen. Más agitación, las bocas encontrándose en otra discusión, otra pelea. Movimientos torpes, casi violentos, arrebatando barreras de tela. De a poco se fueron conociendo, encontrándose, de apoco fue ganando lo que gano hace siete meses, lentamente hicieron ese viaje juntos una vez mas.
El ventilador seguía murmurando, cada vez mas bajo claro. Y así tan sencillo entro el pasado, acompañado de besos y caricias, el deseo ya bailaba entre ellos. Entre las miradas, los dedos en el pelo, casi lastimándola, entrelazado y tirando, un quejido y la llama alimentándose.
Despacito la noche hizo acto de presencia y con ella la calma y el fin.
El encuentro desnudo del amor, la paz después de la tormenta. El ocaso.
Las bocas cercanas, al punto del roce. La mirada unida, lo tibio de su cuerpo y ese viaje al pasado.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Ya sus bocas no se miraban, sólo se respondían rápido hasta callar a la otra. Como si todo fuera algo horrible que se debía dejar pasar. Los roces previos eran el envión, sólo lo necesario, para saltar algún pozo oscuro, lleno de algo que los atrapaba cada vez más en la distancia, los hacia sentirse ajenos. Cada cual en su mundo arañando las sabanas, ella ya no firmaba su cuerpo como suyo, ya ni le interesaba.

Los cuerpos violentos, casi inocentes, inexpertos llevados por la comodidad que era tenerse mutuamente, dejaban marcas en las sabanas. Sólo en las sabanas, ya no en las paredes, ni en la cocina, el ascensor, la boda del primo, y cuanto lugar fue testigo de algo ya vencido.

Nadie sabe como ni porque pero todos saben recorrer los pasos a la rutina, a ese eterno retorno de lo que paso ayer.

En lo oscuro del cuarto, su remera apenas levantada y la ropa al alcance de la mano, no para huir, sino para tomarla rápido, usarla y poder aparentar que acá no paso nada. Que molesto era todo en ese cuarto, aquel paisaje pintado quería huir “¡Alguien quémeme!” parecía gritar, ni las fotos querían estar ahí, las cortinas, ellos, todos querían escapar de ese cuarto.

¿Y por que no hacerlo?

Por la noche invadía la pregunta y la curiosidad, el hartazgo. Eso, el hartazgo parecía adueñarse de ellos, como al chico asqueado de alguna verdura verde, pálida y emanando vapores, que se le revuelve el estomago con sólo pensarlo y sólo quiere lanzar el plato al suelo, así era el hartazgo. La sensación de alejarse, de probar otra cosa, de ver que más hay en el menú.

En esos momentos se era atrevido contra el destino, con la noche no hay dudas, con la noche se prenden las calles y vemos los faros guiándonos. Con la noche ellos ocultaban su rostro y se mentían bajo la inmunidad de un corazón ciego.

Pero para el final llegaba lo complicado, lo complejo.

Quien haya sentido el peso de un cuerpo en su colchón, por más que le de la espalda, sabrá de lo que se esta hablando. Como al acostumbrarse a esa sensación, en cuanto nos falta nos invade la idea de que si nos volteamos un abismo vamos a encontrar. Como la respiración del otro ser parece filtrarse en el colchón y lo fácil que es sentir otro calor con sólo extender las manos, lo cómodo.

Allí la respuesta, allí, cuando la pregunta se hace más dura, más filosa, la necesidad más grande. Saber de esa alarma que espanta la sensación de soledad es lo que hace a la pregunta complicada.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Alli Viene

Cruz norte
Cruz sur
Campanas redoblan
Esquinas despobladas.
La helada tan calida
De poderte abrazar.
Todo aquello
Que el viento saber recortar
Tu rostro hecho de cristal
Invadido por mi frialdad,
Mis rodillas marcando el suelo
Y los mártires no encuentran el cielo.

Todo aquello y más
En la noche vistiendo un lunar
Un manto grisáceo de nubes despejadas
La noche yace en tus manos calmada
En tus hombros y en ese lugar.
Entre nosotros, las estrellas buscan un rincón
Entre ellas nuestros sueños viven al por mayor.

Mi brazo busca tu cintura
Y mis dedos saben desenvolverte
Cuando te vuelves ausente entre todo aquello que te quiero regalar
Mi viento busca tu nuca para poderte erizar
Ver como mis palabras se posan en tus hombros
Te abrazan y te hacen volar
Hasta ese lugarcito alto
Calmado y de nadie mas,
A mis palabras te encomiendo
Cuando susurro en tu oreja un beso
Y veo el contorno de tus pensamientos
En dos notas tiradas al mar
Desquiciadas quieren volar
Mis palabras se lo impiden
“¡Vuelvan, aquí no deben estar!”

Tu pecho se vuelve tormenta
Y el viento me empieza a azotar
Todo el rebaño se dispersa
Las estrellas ya no quieren mirar,
Se avecina el ojo del huracán
Ya se ve venir aquel sujeto desgastado
Vestido con harapos de recuerdos
Aquella cruel enfermedad
Sujeto frío y desamorado
Filosas dagas son la carga del Pasado.